dissabte, 4 d’octubre del 2008

Sin título



Siempre iba de mano en mano, pero siempre volvía al mismo sitio, a una vieja estantería de una biblioteca.
Podríamos considerar que era un libro de mucho éxito ya que siempre estaba abierto mostrando mi interior. A la gente, yo les gustaba mucho y eso me enorgullecía.
Un día, al fijarme en un polvoriento libro que llevaba años sin moverse de la estantería me pregunté cual era el mótivo de mi éxito. En ese momento decidí que havía llegado el momento de descubrirme a mi mismo. Cerré mis tapas y me centré en mi propia lectura.
Disfruté con la historia que contaba, entendí a la gente que me leía y decidí abrir mis tapas para poder volver a ir de mano en mano.